sábado, 26 de enero de 2008

Feminismo abajo y a la izquierda



Sylvia Marcos

El zapatismo ha incluido desde sus inicios la lucha de las mujeres por sus derechos, insistiendo y poniendo de relieve sus contribuciones. El zapatismo es hoy la respuesta más acabada y completa a las luchas mundiales de resistencia en contra de ambiciones desmedidas que están acabando con el planeta. Aquellos que lo niegan son los que nunca comprendieron a fondo sus propuestas radicales a otra forma de hacer política y de gobernar, a otra forma de cotidianidad donde las mujeres tengamos derecho a la misma dignidad y respeto que los varones. Es otra forma de concretar y resolver las carencias y los anhelos de todos los desposeídos, y entre ellos los pueblos indios. Sin el zapatismo vivo y propositivo nuestra esperanza se desvanecería, quizás sobre todo la mía como mujer y mexicana.


Hace un tiempo los zapatistas, por medio de su vocero, reconocían “falta lo que falta” al referirse a la situación de las mujeres en el medio de su organización y su lucha.


La voz de una comandanta ante el foro alternativo a la OMC en Cancún en 2003 lo expresaba así:


“Hermanas mujeres indígenas y campesinas: les queremos decir que se organicen para luchar contra el neoliberalismo que nos humilla, que nos explota, que nos quiere desaparecer como indígenas… y como mujeres.”


Su grito despierta conciencias en todas nosotras mujeres. Hay que luchar al lado de los hombres para la creación de otro mundo que sí es posible. Con lucidez impresionante, la comandanta continuó su discurso tintado de sintaxis tzotzil:


“Tambien queremos decir a los hombres que nos respeten nuestro derecho como mujer… pero no lo vamos a pedir como favor, sino que lo vamos a obligar a los hombres que nos respeten.”


Después de esta actitud retadora, añadió con un dejo de tristeza: “porque muchas veces el maltrato que recibimos las mujeres no sólo lo hace el rico explotador. También lo hacen los hombres que son pobres como nosotras… nuestros esposos, nuestros hermanos, nuestros padres e hijos, nuestros compañeros de lucha y los que trabajan y están organizados junto con nosotras” (“Mensaje de la comandanta Esther a la movilización”, La Jornada, 10/9/03).


Así pues, el zapatismo es una propuesta innovadora, una promesa en camino de cumplirse totalmente, una fuerza que admite en sus rangos las múltiples luchas por la justicia de los desposeídos que se movilizan en nuestro planeta hoy. Logra unir la lucha por la dignidad, el respeto y la justicia con los pueblos indios y las reivindicaciones feministas de nuestro gran movimiento intergaláctico de mujeres.


Las y los zapatistas lo están logrando y su movimiento es el más esperanzador para las feministas que estamos abajo y a la izquierda. Continuar leyendo

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