
El delegado Zero lee un comunicado durante la clausura del Encuentro de Pueblos Indígenas de América, en Vícam, Sonora
Defenderemos con nuestra vida a la madre tierra, advierten en la Declaración de Vícam
Hermann Bellinghausen
Tras saludar en lenguas yoreme, castellana e inglesa, y tomando palabras de la tradición yaqui, Marcos manifiesta ante la concurrencia, que se ha duplicado esta noche en Vícam Estación: “Las cuatro ruedas del carruaje del dinero están rodando de nuevo sobre el camino de la sangre y el dolor de los pueblos del continente”, en la que él llama “la guerra más larga en la historia de la humanidad, que lleva ya 515 años”. La que se conmemora cada 12 de octubre.
Esta guerra reproduce ahora “los tiempos y métodos de las grandes encomiendas y las grandes haciendas, de la época en que las coronas de Europa se impusieron a sangre y fuego”. Se refiere a la represión que usa ejércitos y fuerzas paramilitares, “igual que en tiempos de la Conquista”, para eliminar poblaciones enteras.
“Sin embargo, algo ha cambiado: nunca antes había sido tanta la destrucción y la estupidez de los gobiernos, la brutalidad contra tierras y gentes”. Porque, señala el delegado zapatista, “ocurre que están matando al mundo”. Se dice que es “democracia electoral” aquello con que los “mandones” hacen el “negocio” de llevar el mundo a la catástrofe. Allá arriba “no hay esperanza para los pueblos indios”.
En este encuentro, “la memoria ha sido el hilo invisible que une a nuestros pueblos”, expone Marcos, y concentra la causa de sus luchas en una sola palabra, que viene del origen de los hombres: “libertad”. Es lo que quieren los pueblos, prosigue, “y no puede existir sin justicia ni democracia”. Confía en que habrá “un mundo sin mandones”, algo que “parece imposible” hoy. Seguir leyendo
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