domingo, 14 de octubre de 2007

La maniobra de Rivera



Eduardo Ibarra Aguirre

Marrullero y con amplia capacidad de maniobra está resultando el arzobispo primado de México.

Norberto Rivera Carrera se revela como un extraordinario político a la vieja usanza, que oficia en la catedral, despacha en la calle de Durango y acuerda en comilonas en restaurantes de cinco estrellas, en los que tiene muy buena fama por las espléndidas propinas que deja y el número de comensales que lo acompañan y de los que él paga la cuenta.

El duranguense nativo de La Purísima, Tepehuanes, maniobra desesperadamente para que su feligresía, la opinión pública y publicada lo erijan en víctima de los malvados perredistas y ciudadanos sin partido que ejercen su derecho a la libertad de expresión con protestas dominicales por lo que consideran justificaciones cínicas y hasta provocadoras de Rivera sobre “el fraude electoral de 2006”.

Protestan, sobre todo, por el presunto encubrimiento del cardenal al sacerdote pederasta Nicolás Aguilar Rivera, violador reincidente de menores, cuando el primero se desempeñaba como obispo de Tehuacan, Puebla. Católicos de diversos orígenes y filiaciones o no a organismos civiles de defensa de los derechos humanos, denuncian domingo a domingo la complacencia con que se desempeña la jerarquía católica mexicana con el creciente número de sacerdotes y jerarcas practicantes de la paidofilia. Allí está el depredador sexual Marcial Maciel Degollado, quien pagó sus infamias con el retiro religioso que generosamente le impuso Benedicto XVI. Le recuerdo que el usuario de semen para sus dolencias es tío en segundo grado de Martha María Sahagún Jiménez y que ésta se desempeñó como tesorera de Legionarios de Cristo. Seguir leyendo

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