sábado, 27 de octubre de 2007

Crimen de Estado



Miguel Concha

Los sobrevivientes y lesionados de la masacre de Acteal, la mesa directiva de la Sociedad Civil Las Abejas y el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas presentaron ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en febrero de 2005 una petición “contra el Estado mexicano, por la actuación de miembros de grupos paramilitares que, con la aquiescencia y participación de agentes de la República”, ejecutaron el 22 de diciembre de 1997 a 49 indígenas tzotziles (19 mujeres, ocho hombres, 14 niñas, cuatro niños y cuatro más que aún no nacían), y dejaron lesionadas a 17 personas indefensas más (algunas con secuelas físicas y sicológicas graves hasta la fecha), en su mayoría menores de edad.

En marzo de ese mismo año, la secretaría ejecutiva de la CIDH informó que la petición había sido recibida y que se encontraba bajo estudio, para posteriormente transmitir el documento al Estado mexicano, a fin de que les remita su respuesta. En febrero del año pasado la CIDH informó que ya había transmitido las partes pertinentes de la petición al gobierno de México, fijando un plazo de dos meses para que éste presentara sus observaciones. Actualmente se está a la espera de que la CIDH se pronuncie por admitir el caso, para entonces pasar al estudio de fondo. ¿Será por eso que ahora se pretende volver a manejar la peregrina hipótesis de conflicto intercomunitario o religioso, para explicar esa serie de delitos de lesa humanidad, considerando además a los grupos paramilitares simplemente como “grupos de autodefensa”? Es posible, pues, como señala la petición, frente a los dramáticos hechos efectivamente sucedidos, que “los gobiernos estatal y federal se han negado a reconocer las evidencias que señalan el origen de la masacre, ya que la procuración de justicia con sus acciones ha pretendido confundir a la opinión pública sobre los verdaderos motivos, y ha dirigido sus investigaciones señalando que se trata de un problema religioso, intracomunitario e incluso de usos y costumbres”. Lo anterior confirma la hipótesis de que también en este caso el actual Estado mexicano, sin importar el color de quienes estén al frente del gobierno, no está dispuesto a reconocer los crímenes que comete contra la población civil, a hacer justicia a las víctimas y a satisfacer el derecho a la verdad de la sociedad.


Con base en testimonios y probanzas ministeriales, que se logró fueran admitidas en los expedientes, así como en los testimonios recogidos directamente por los peticionarios, el documento denuncia por acción al Estado mexicano, porque la masacre de Acteal fue producto de una política de Estado deliberada y encaminada a exterminar al EZLN, sus bases de apoyo, y a cualquier persona u organización de la sociedad civil cuyas demandas incomodaran al gobierno. Lo responsabiliza también por omisión, porque mientras ocurría la masacre, la Policía de Seguridad Pública se encontraba a escasos 200 metros del lugar de los hechos, sin que interviniera para evitar su consumación; y porque antes y durante su ejecución, las autoridades del gobierno de Chiapas fueron advertidas por distintos canales del riesgo de la misma, sin que actuaran para nada en consecuencia. Antes bien, como recordó la Sociedad Civil Las Abejas el pasado martes, funcionarios importantes de aquel gobierno pretendieron desaparecer el cuerpo del delito la noche misma de los hechos. Seguir leyendo

No hay comentarios: