lunes, 4 de febrero de 2008

En miseria extrema, 27 millones de campesinos



Erika Ramírez

Marginados y sin acceso a los servicios básicos de agua, luz y drenaje, más del 90 por ciento de los campesinos no tienen siquiera ingresos suficientes para adquirir una canasta básica de alimentos. Con ello, el campo mexicano del siglo XXI se equipara al agro “deteriorado” de 1933.
De acuerdo con el estudio Situación del campo en México; pobreza, marginación, explotación y exclusión, realizado por investigadores del Centro de Análisis Multidisciplinario (CAM) de la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), apenas 3 millones 954 mil personas del sector rural pueden llevar alimento a sus hogares; otras 27 millones 480 mil personas, no tienen acceso a una canasta básica.

El informe académico puntualiza que de los 30 millones 185 mil campesinos que habitan el sector, sólo 8 millones 500 mil tienen empleo en actividades agrícolas y ganaderas.

Indica que del total de la población rural, 10 millones 262 mil 900 personas no reciben ingreso; 8 millones 796 mil, sólo un salario mínimo; 8 millones 421 mil alcanzan de uno a dos salarios mínimos; 2 millones 112 mil obtienen de dos hasta cinco salarios mínimos, y sólo 1 millón 841 mil trabajadores agrícolas tiene un ingreso superior a cinco salarios mínimos.

Rafael Galindo Jaime, dirigente de la Central Campesina Independiente, asegura que esta inequidad económica se debe a la falta de oportunidades de empleo y al aumento “desmesurado” de los precios.

“En los últimos 10 años, los precios de los productos que conforman la canasta básica se han incrementado en 400 por ciento; mientras que el salario mínimo apenas aumentó 40 por ciento en el mismo periodo. Con estas cifras, lo único que podemos hacer es exportar mano de obra barata”, dice el dirigente de la central que aglutina más de 1 millón de campesinos.

La investigación –encabezada por David Lozano Tovar, Luis Lozano Arredondo, Miguel Ángel Xochiteotzin Peña, Javier Lozano Tovar y otros economistas– explica que durante el gobierno de Vicente Fox la pérdida del poder adquisitivo de los mexicanos fue del 24.76 por ciento y, con ello, “el número de familias en el campo que no pueden acceder a una canasta básica aumentó en un 4 por ciento”.

Según cálculos de los especialistas, durante el primer año de gobierno de Felipe Calderón, las familias rurales “tienen una pérdida del 44 por ciento de su ya deteriorado nivel de vida”, consecuencia de los incrementos en los costos de alimentos y bienes de consumo. seguir leyendo

Falsa, la urgencia de privatizar Pemex

El doctor ataca de nuevo

Nancy Flores

Los dos grandes ejes que impulsan la apertura de Pemex al capital privado extranjero son falsos, señalan investigadores: la tercera mayor productora de crudo en el mundo sí tiene capacidad económica –cuenta con un superávit de 300 mil millones de pesos–, mientras que el supuesto riesgo que corren los pozos transfronterizos compartidos con Estados Unidos es ficticio, pues la industria mundial carece aún de tecnología para explotar yacimientos ultraprofundos.

La paraestatal más importante del país y tercera empresa productora de crudo en el mundo, Petróleos Mexicanos (Pemex), es incompatible con el modelo económico impuesto desde la administración de Carlos Salinas de Gortari, señala Fabio Barbosa Cano, investigador del Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Especialistas en el sector energético coinciden en que ésta es la razón que impulsa la apertura de la empresa al capital privado extranjero y no la falta de recursos o la incapacidad tecnológica. Los “argumentos” esgrimidos para legalizar en breve la privatización de la industria petrolera mexicana son falsos, indican.

Además de facturar casi 38 mil millones de dólares anuales sólo por exportaciones de petróleo, Pemex tiene un superávit de 300 mil millones de pesos acumulado desde 2002. Más aún, ni siquiera existe el riesgo de perder los yacimientos transfronterizos (los que se encuentran en la frontera de México y Estados Unidos): la industria mundial carece aún de tecnología para explotar pozos de más de 3 mil metros de profundidad, característica de los campos detectados en la frontera del golfo de México.

“No hay sustento en términos del capital que se necesita. Es la apertura por la apertura misma, porque capital hay. El dinero sigue y seguirá entrando. El problema es que desde hace cinco años Pemex tiene un superávit obligado de 300 mil millones de pesos, distribuido en instrumentos financieros”, dice Víctor Rodríguez Padilla, doctor en economía de la energía por la Universidad de Grenoble, Francia.

El investigador de la Facultad de Ingeniería de la UNAM detalla que la paraestatal no invierte estos aproximadamente 30 mil millones de dólares, porque la Secretaría de Hacienda y Crédito Público se lo impide: así se mantiene estable el déficit fiscal de México. seguir leyendo

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