lunes, 25 de junio de 2007

Denuncian agresión física


Hola, soy María Gracia Castillo, soy una mujer de 53 años y tengo dignidad.


Por ello quiero denunciar ante ti y ante quienes me ayudes a hacerlo, que el día 15 de mayo pasado el señor Ramón Plascencia, profesor del Departamento de Historia de la Universidad de Guadalajara trató de forzarme para tener relaciones sexuales y me agredió violentamente al grado de poner en peligro mi vida.


El daño físico que me hizo fue leve, no así el psicológico: a partir de entonces estoy en tratamiento psiquiátrico.


Considero que el hecho no puede pasar desapercibido y quedar impune. Yo estoy viva y luchando para salir adelante con el apoyo de quienes me quieren y me han acompañado y a pesar de la indiferencia de muchos. Otra u otras mujeres ¿tendrán el apoyo y los recursos con que yo he contado? Quién sabe. Difundir ese hecho es algo de lo poco que yo puedo hacer para evitar que otras mujeres sufran lo que yo sufrí o cosas peores. Vivir con miedo y asustada es algo horrible.


Me preocupa la relación de ese profesor con los alumnos y más particularmente con las alumnas y compañeras. Yo pedí mi cambio de adscripción. Las autoridades del Departamento de Historia, de la División de Estudios Históricos y Humanos y del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades están enteradas desde la misma semana en que eso ocurrió. El día 30 de mayo presenté una carta exponiendo los hechos y mi preocupación al Colegio Departamental. Hasta la fecha no estoy enterada si han hecho o piensen hacer algo al respecto. Todavía la quincena pasada el Señor Plascencia seguía cobrando en el Departamento sin que al parecer se le haya al menos llamado la atención.


A pesar de no haberse realizado dicho el acto delictivo en las instalaciones de la Universidad, considero que las autoridades universitarias deben o deberían tener una postura ante este tipo de hechos. Sobre todo cuando investigaciones realizadas por el Centro de Estudios de Género de la propia Universidad han revelado la variedad y cantidad de casos de violencia de género al interior de la propia institución. En esta perspectiva cabe recordar el lema feminista "LO PRIVADO ES PÚBLICO ", ya que la frontera entre lo público y privado se desvanece en el momento en que se violan los derechos fundamentales.


Vivir esa experiencia me ha llevado a tomar conciencia de la gravedad de la violencia de género que existe en nuestras sociedades. Me ha hecho ver que hay una fuerte tendencia a convertir a la víctima en victimario y de la soledad por la que seguramente pasan las mujeres que han sufrido ese tipo de experiencias, soledad que se deriva de la impotencia para nombrar y decir lo que se siente.


Esa experiencia me ha llevado a darme cuenta de que “…con el pretexto de respetar la libertad del otro, podemos vernos conducidos a no percibir ciertas situaciones graves. En efecto, una manera actual de entender la tolerancia consiste en abstenerse de intervenir en las acciones y en las opiniones de otras personas aun cuando estas opiniones o acciones nos parezcan desagradables e incluso moralmente reprensibles…Pero ¿hasta qué punto es eso aceptable? ¿No corremos con ello el riesgo de erigirnos en cómplices, por indiferencia, y de perder nuestros límites o nuestros principios? [...]. El contexto sociocultural actual permite que la perversión se desarrolle porque la tolera… En un sistema que funciona según la ley del más fuerte, o del más malicioso, los perversos son los amos. Cuando el éxito es el valor principal, la honradez parece una debilidad y la perversidad adopta un aire de picardía.” (Marie-France Irigoyen)


Quisiera terminar esta denuncia agradeciendo a quienes me han manifestado su solidaridad y recordar a todos a quienes les llegue, que he hecho esto porque Soy María Gracia Castillo, tengo 53 años y, al igual que Nevenka Fernández y otras muchas mujeres que han sufrido violencia de género, lo hayan denunciado o no, TENGO DIGNIDAD.

María Gracia Castillo R.

mgcastillor@prodigy.net.mx

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